El 4 de julio del 2015, en el Estadio Nacional y en el marco de la Copa América; la selección chilena de fútbol, logró su independencia.
Esclavo de las victorias morales, atormentados por los goles en el minuto 90, presos de los errores arbitrales, Chile deambulada por el limbo de a quien le falta la chaucha pal peso. La historia era una piedra que debíamos cargar sobre nuestra espalda, muchas veces creímos que nos la quitábamos (Japón, Canadá, Sudáfrica y Brasil), pero los palos, las expulsiones y los malos cruces nos despertaban con un balde de agua fría. Todo parecía un destino que seríamos incapaces de quebrar, específicamente los jugadores de fútbol verdaderos artistas del triunfo.
Mas como rezan la frases “La historia se hizo para romperla “y “No hay mal que dure 100 años” el sábado se transformaron en realidad. Frente a un rival imponente, un clásico oponente que nos tenía de caseros. Un rival que tiene al mejor jugador del mundo, al tercer mejor delantero y una historia a favor, chile se levantó contra eso, ya no en una revolución pasajera que nos cambiara por el momento de lugar, si no buscando una nueva identidad, no más “chilenitos” y frente al más grande de Sudamérica.
Uruguay tiene la garra, Brasil el fútbol y Argentina sabe combinar ambos, a ese seleccionado la “roja” le salió a jugar, no de igual a igual. Los jugadores despreciaron ese apodo entregado por los medios de kamikazes y jugaron como personas sabias. No salieron a matar o morir, salieron a jugar un partido de 120 minutos más penales.
Convengamos que Chile busco más que Argentina, que Aránguiz jugó un partidazo en el medio. Vidal jugó de 8, de 10 y de 9 en determinados momentos. Díaz, supo desempeñar esa función que le dio tantos réditos a Universidad de Chile. Medel, se dio maña para opacar a Agüero, Lavezzi e Higuaín y de paso cepillar a Messi. Silva, un buen partido e incluso dio un pase a Vargas que casi termina en gol. Beasejour, le concedió la solidez defensiva por el lado izquierdo que la selección tanto necesitaba. Y, Bravo le aporto toda la experiencia y calma a una selección que necesitaba tener un técnico en cancha.
Sí, Argentina no brillo, pero fue porqué Chile lo opacó. No hay lamento trasandino que pueda remediar lo mal que Chile hizo lucir a subcampeón del mundo. Mientras tanto un técnico sin autocritica (Martino) repetía de manera mecánica que fueron superiores a Chile .En TyC, reclamaban que Argentina perdió el partido y en ESPN señalaban que la culpa fue del técnico por la derrota, los chilenos se encargaban de transformar años de frustración en dos días de júbilo inexplicable.
Para nosotros todo es nuevo, nosotros atesoramos hasta la última imagen del partido, nosotros vemos el partido una y otra vez. Vemos los penales cada vez que podemos, escuchamos los relatos una y mil veces, miramos el excelente penal de Matías Fernández y el impecable tiro de Aránguiz, el fierraso de Vidal, el barrio de Sánchez y la tapada de Bravo. Todo es digno de ver, cada imagen activa la emoción, si íbamos a ganar algo debía ser así, de forma épica, dejándolo todo y queriéndolo todo. El filósofo francés Giles Deleuze señalo al deseo diciendo que no es cierto que se desee un objeto, sino que siempre que se desea se desea un conjunto. Eso deseaba Chile como país y eso obtuvimos.
La victoria total debe ser contra un gran adversario, la victoria absoluta debe ser contra la historia y la superación y quiebre del destino se debe realizar frente a todas las corrientes. Los 23 jugadores tenían la idea de conseguir la totalidad, ya que deseaban el conjunto, quizás porque de manera personal ya han conseguido casi todo en sus clubes, ellos querían lograr quedar en los registros de la historia de Chile, y para eso, el país exige un triunfo imborrable ¿Cuántas veces veremos el partido? ¿Cuántas veces veremos los penales? ¿Cuántas veces gritaremos los goles? Esa respuesta es tan infinita como las veces que ejecutaremos el verbo. El triunfo de nuestra selección fue la construcción se mantica de un nuevo vocablo en nuestro diccionario, ese vocablo es: CAMPEONES.
Mauricio González Seguel. @gmauricio554
