La semana pasada hacía alusión a la mala administración del presidente badulaque de Colo Colo. Poniendo como ejemplo de cordura a su homólogo de Universidad de Chile. Craso error. Para entender porque el fútbol nacional está como está es cosa de mirar a ambos dirigentes. Después de pedirle disculpa a la hinchada azul, en una intervención insólita, Carlos Heller se despacha la insensata declaración “Con O’Higgins quedamos en las nubes y pensamos que haríamos 8 goles por partido” ¿Creerán que la gente es tonta? Aunque fuera una exageración ¿de verdad que un tipo tan astuto para hacer negocios pensaba -luego de un solo partido descollante- que su equipo no pararía de golear? Rápidamente, frases de este tipo se interpretan como una mezcla de ingenuidad, poca experticia en la materia y desprecio por el público. No puede hablar con esa ligereza de un tema que apasiona a tantas personas. De un presidente lo mínimo que se espera es que deje pasar una cierta cantidad de partidos para sacar conclusiones. Porque es obvio que a pesar de no marcar en varios partidos, a la U no se le acabaron los goles después de los ocho del nacional, y que aunque Johnny Herrera pronostique que serán campeones, el inicio de temporada hace muy difícil concretar dicha sentencia. Evidentemente, Carlitos anda en las nubes.
Sigamos desglosando el discurso post eliminación de Don Carlitos. “No estábamos preparados para jugar la Copa Libertadores”. ¡Ayayay don Carlos! que manera de ver las cosas la suya. Con esa convicción, complicado. Si River Plate de Uruguay, con su humilde plantel, hubiese pensado así, de seguro no estaría en fase de grupos de la Libertadores, recibiendo por participar un par de palos verdes extras para el presupuesto anual. Típica frase del embaucador “no estaba en mi 100%”, “nos faltó preparación”, “tuvimos poco tiempo”. Pppff. Universidad de Chile tiene que ser capaz de alinear un buen equipo cuando sea y donde sea. Si no, para que los esfuerzos económicos en las contrataciones y el sacrificio echo para ganar la final de copa chile. El ex técnico azul, Martín Lasarte nos ayuda a desenmascarar la actitud hipócrita de Heller “Yo escuché estando en Santiago que con dos o tres refuerzos y con lo que había, se podía pelear la Copa Libertadores. No sé a qué se refiere Carlos (Heller) con esto”. ¿No suena más lógica esta afirmación? Vamos Don Carlos, a su manera no se han hecho las cosas bien. Hay que tener el coraje para identificar los errores y después rectificarlos de inmediato. Que insultante resulta saber que antes del partido con River, la concesionaria invitaba a llenar el estadio, siendo que ni el mismo presidente se siente convencido con su equipo. ¡Qué manera de jugar con la ilusión de la hinchada!
Se ha hablado mucho de las insuficiencias tácticas de Sebastián Beccacece. Cuestiones que la mayoría de las veces son subjetivas y en donde un hecho fortuito define su buena o mala puesta en práctica. En vista del resultado -también a priori se hubiera pensado- era necesario formar a jugadores de jerarquía como Corujo y Pereira (seleccionados uruguayos). Uno con la dinámica del “chiche” y otro con la fiereza en el corte de Guzmán Pereira. Y además no cambiarle el puesto al jugador como sucedió retrasando a Gustavo Lorenzetti. Los experimentos para más adelante. En mi opinión, si el proyecto de esta universidad de Chile 2016 funciona o fracasa va ser de exclusiva responsabilidad de Carlos Heller y compañía. Becaccece probó ser un buen ayudante técnico pero todavía no ha probado ser un buen director técnico. Como es obvio, la experiencia le dará al ex escudero de Sampaoli más sapiencia futbolística y a la larga una identidad propia. Azul Azul sabia de la inexperiencia del técnico trasandino y así y todo puso a su disposición el plantel azul para que quemara sus primeras naves. Esperemos por el bien del fútbol nacional que personas como Heller empiecen a razonar mejor y no se excusen aseverando tonteras como “Es difícil razonar ahora cuando estamos ‘calientes’ y tristes por el partido”.
