La UC sufre empate en la agonía y complica a Falcioni

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Tras el 2-2 en San Carlos, la permanencia del entrenador argentino se definirá este lunes en una reunión del directorio de Cruzados.

De héroe a villano en un instante. Costanzo sostenía a la UC en su agonía, conservaba la victoria con paradas fabulosas, sujetaba el ímpetu final de O’Higgins, y en el último minuto, el 90+5, se clavó la espada en el pecho. Y en el de su equipo. No había nada en esa esquina del área, sólo miedo, pero el arquero fue hacia allí con todo menos con cerebro. Se llevó a Rivero por delante y en forma de penal condenó a los cruzados a un nuevo drama. Una forma cruel de agrandar el suplicio. El delantero uruguayo anotó la máxima pena y elevó la crisis local a siete partidos consecutivos sin ganar. Quién sabe si también envió hacia el despido a su entrenador, Julio César Falcioni, que mañana tiene cita con los jefes.

Hasta ese minuto fatal, la UC estaba al fin fuera del barro. Con angustia, en un final dañino para los corazones, O’Higgins colgado de la portería de Costanzo, dilapidando contragolpes, pero con los puntos de una vez en la mano. Más que por los efectos de la propia necesidad que del juego, pero con el partido en el bolsillo. Y ahí estaría también de no haber perdonado tantas ocasiones como desperdiciaron a la contra, con O’Higgins lanzado a un ataque suicida, sus futbolistas de refresco, Ramos y Cordero. Y antes, mucho antes, Llanos.

Católica disfrutó en el primer tiempo del valor terapéutico que tiene un gol tempranero, recién bajado el pie de la cama. Nada libera los nervios, la angustia y la desesperación como eso. Aunque aparezca sin querer, un balón enviado desde la izquierda (Muñoz) que se envenena más por el remate en falso de su receptor (Óbolo) que si hubiera conseguido desviar la pelota.

Oxígeno para Falcioni, que sabía dónde estaba. Perro viejo, jugaba su propio partido desde la escenografía. Dejándose ver, gritando, participando, nada de esconderse. Un mensaje para quien corresponda de que está entero, fuerte, convencido. Y así permaneció en sus declaraciones tras el fatal desenlace. La veteranía le da para lidiar de manual estos trances comprometidos.

La imagen de su equipo fue otra cosa. Porque ahí no caben actuaciones. Barajada de nuevo la alineación, a mitad de camino entre la obligación y el criterio técnico, la UC mejoró por la referencia arriba de Óbolo y por las maniobras refrescantes de Ribery Muñoz por el costado izquierdo. Pero fue menos juego que ganas, ésas sí ayer indiscutibles.

En la primera parte, la de la  tranquilidad, los cruzados ya debieron dejar sentenciada la reunión. Pero malgastó sus oportunidades, imperdonable la de Llanos (al borde del área chica remató pifiado fuera cuando lo fácil era el gol), y lo pagó. Porque de repente, sin venir a cuento, al border del descanzo, el primer mazazo: un despeje histérico de Pulgar (debió ser expulsado por un codazo  a Figueroa) rompió en la mejor jugada del partido: una combinación múltiple terminada con un pase en profundidad de Leal que Opazo templó con la precisión de un cirujano y Rivero cabeceó sin oposición.

En la segunda mitad, Católica tuvo que volver a empezar. Y ya fue el vivo retrato de su situación personal. La expresión lógica de sus problemas y sus urgencias, de jugar a punta de pistola. Precipitación, imprecisión, ansiedad, confusión. Y ganas, eso sí, muchas ganas. Un cuadro que forjó un partido dividido, de ida y vuelta, cerebral por el bando visitante y pasional por el anfitrión. Pero el coraje a veces llega más lejos que la ortodoxia. Y a empujones, conducido por la necesidad, encontró el gol. Un remate de alma más que de pie de Llanos, su redención particular.

Le quedaban a la UC 20 minutos larguísimos, o 25, eternos, de fútbol infartante. Sufriendo, asustada incluso por las acometidas finales de O’Higgins, muy cercanas al empate, con Costanzo parándolo todo y sus delanteros perdonándolo también todo a la contra. Y cuando el árbitro iba a soplar el final, el arquero de los milagros lo estropeó todo.

FICHA TÉCNICA:

Estadio: San Carlos de Apoquindo | Árbitro: Jorge Osorio

U. Católica (2): Costanzo; Magnasco, Pulgar, Álvarez, Parot; C.Sepúlveda, Manzano, Bottinelli, Muñoz; Llanos y Óbolo. DT: Julio César Falcioni.

O’Higgins (2): González; Opazo, Martínez, Acevedo, López; Fuentes, Leal, Valenzuela; Figueroa, Lezcano y Rivero. DT: Facundo Sava.

Goles: 1-0 (8′ Muñoz), 1-1 (47′ Rivero), 2-1 (61′ Llanos), 2-2 (Rivero 95′).


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